LUNES 16 DE MARZO
¡Buenos días a todos y a todas!
Comenzamos la semana recordando que nos encontramos en el ECUADOR
de la Cuaresma. Durante las últimas semanas nos hemos puesto manos a la obra y
hemos hecho un montón de pequeños grandes cambios personales. Esta semana nos
toca seguir reflexionando y mejorando, por lo que durante estos días
analizaremos en profundidad nuestro comportamiento con el planeta. Hoy comenzaremos abriendo los ojos a los
pequeños gestos que llevamos a cabo diariamente como consumidores, por lo que
comenzamos planteándoos las siguientes cuestiones ¿Somos responsables con lo
que consumimos diariamente? ¿Sabemos el significado de ser un Consumidor
Responsable? Ahora vamos a ver un breve vídeo que nos permitirá reflexionar
sobre nuestra manera de consumir:
REFLEXIÓN: Un consumidor responsable es aquella persona que trata
de provocar el menor impacto posible en el medio ambiente, para contribuir a
mejorar la calidad de vida de los demás seres vivos. El consumo responsable se
basa en consumir menos y que lo que consumamos sea lo más sostenible y
solidario posible. ¿No os dais cuenta de que si cada uno de nosotros, deja de
preocuparse solamente de sí mismo y comienza a preocuparse por los demás, solamente
entonces, tendríamos el mundo que TODOS quisiéramos tener? ¡Inténtalo, todos te
lo agradeceremos!
PALABRA DE DIOS: Deuteronomio 11:10-15
Porque la tierra a la cual entras para poseerla, no es como
la tierra de Egipto de donde vinisteis, donde sembrabas tu semilla, y la
regabas con el pie como una huerta de hortalizas, sino que la tierra a la cual
entráis para poseerla, tierra de montes y valles, bebe el agua de las lluvias
del cielo. Es una tierra que el SEÑOR tu Dios cuida; los ojos del SEÑOR tu Dios
están siempre sobre ella, desde el principio hasta el fin del año.
ORACIÓN:
Perdón, Señor, porque hemos contaminado el aire, el agua, el
suelo, las nubes e incluso la atmósfera que nos rodea y protege.
Perdón por la
desertificación de nuestra tierra que hemos explotado, saqueado y hecho estéril
para generaciones venideras.
María Auxiliadora de los Cristianos…
MARTES 17 MARZO 2020
¡Buenos días a todos y a todas!
Hoy seguimos trabajando el consumo responsable. Ayer
comenzamos viendo un video que nos ayudó a comprender mejor que es ser un
consumidor responsable y nos hizo reflexionar sobre nuestra propia manera de
consumir. Como consumidores, podemos hacer mucho con nuestras acciones diarias
para contribuir al cuidado del planeta y de la sociedad, por lo que hoy nos
centraremos en los hábitos básicos que TODOS deberíamos cumplir para ser unos buenos
consumidores. ¿No sabéis por dónde empezar? Estas son algunas de las cosas que
puedes hacer: Reducir, reutilizar y reciclar: Las famosas tres erres, las
cuales son la norma básica del consumo responsable. Vamos a recordarlas:
REFLEXIÓN: Tal y como acabamos de ver Reducir, reutilizar y
reciclar, es sencillísimo y esta totalmente al alcance de nuestras manos; Se
trata de reducir el consumo y la cantidad de residuos que producimos, por
ejemplo: llevando las bolsas de casa para hacer la compra en los supermercados.
Reutilizar los objetos para alargar su vida útil tanto como
podamos; en esta segunda R podemos pensar que reutilizar también tiene que ver
con la idea de ser SOLIDARIO y donar todo lo que ya no utilizamos y que puede
ser útil para otras personas. Por último, la R de reciclar los desechos,
aquello estropeado que ya no sirva para nada, se tiene que convertir en
desechos útiles atendiendo a su composición y depositando cada cosa en los
contenedores habilitados para ese fin. ¿Os comprometéis?
PALABRA DE DIOS: El Papa es consiente de este problema y nos
lo ofrece en su encíclica Laudato si: “Hay que considerar también la
contaminación producida por los residuos, incluyendo los desechos peligrosos
presentes en distintos ambientes. Se producen cientos de millones de toneladas
de residuos por año, muchos de ellos no biodegradables: residuos domiciliarios
y 3 comerciales, residuos de demolición, residuos clínicos, electrónicos e
industriales, residuos altamente tóxicos y radioactivos. La tierra, nuestra
casa, parece convertirse cada vez más en un inmenso depósito de porquería”
(Laudato si, 21).
ORACIÓN:
Al respirar el aire que nos sustenta recordamos Tu amor,
Dios, que nos da vida.
Llénanos de Tu compasión por la creación.
Vacíanos de apatía, egoísmo y
temor, de todo pesimismo y titubeo.
Infúndenos solidaridad con todos los que sufren
ahora y con las generaciones
futuras que sufrirán por nuestra irresponsabilidad
ambiental.
Muévenos a actuar para salvar nuestra Tierra y construir Tu reino sustentable. Amén.
MIÉRCOLES 18 MARZO 2020
¡Buenos días a todos y a todas!
Continuamos, en estas semanas de Cuaresma, en las que
estamos intentando mejorar nuestro corazón, para llegar a la Pascua
transformados, cambiados en las mejores versiones de nosotros mismos que
podemos ser, acudiendo una vez más, a la Palabra de Jesús. Como os comentamos
en la celebración de Ceniza, Jesús nos muestra el camino para ser mejores con
sus palabras, por eso los últimos días de la semana estamos repasando la
lectura de cada domingo de Cuaresma.
Vamos hoy con la Lectura del 4º domingo:
Al pasar, vio Jesús a
un hombre ciego de nacimiento. Y sus discípulos le preguntaron: Maestro, ¿quién
pecó: éste o sus padres, para que naciera ciego. Jesús contestó: Ni éste pecó
ni sus padres, sino para que se manifiesten en él las obras de Dios. Mientras
estoy en el mundo, soy la luz del mundo. Dicho esto, escupió en la tierra, hizo
barro con la saliva, se lo untó en los ojos al ciego, y le dijo: Ve a lavarte a
la piscina de Siloé (que significa Enviado). Él fue, se lavó, y volvió con
vista. Y los vecinos y los que antes solían verlo pedir limosna preguntaban:
¿No es ese el que se sentaba a pedir? Unos decían: El mismo. Otros decían: No
es él, pero se le parece. El respondía: Soy yo. Llevaron ante los fariseos a1
que había sido ciego. Era sábado el día que Jesús hizo barro y le abrió los
ojos. Los fariseos le preguntaban cómo había adquirido la vista. Él les
contestó: Me puso barro en los ojos, me lavé y veo. Algunos de los fariseos
comentaban: Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado. Otros
replicaban: ¿Cómo puede un pecador hacer semejantes signos? Y estaban
divididos. Y volvieron a preguntarle al ciego: Y tú, ¿qué dices del que te ha
abierto los ojos? Él contestó: Que es un profeta. Le replicaron: has nacido completamente
empecatado, ¿y nos vas a dar lecciones a nosotros? Y lo expulsaron. Oyó Jesús
que lo habían expulsado, lo encontró y le dijo: ¿Crees tú en el Hijo del
Hombre? Él contestó: Y quién es, Señor, ¿para que crea en él? Jesús le dijo: Lo
estás viendo: el que te está hablando, ese es. Él dijo: Creo, Señor. Y se
postró ante él. Juan 9, 1-41
REFLEXIÓN-EXPLICACIÓN: en este texto se muestran varias acciones
importantes que definen a Jesús: La primera es como trata al ciego de
nacimiento. En la época de Jesús, las personas ciegas no tenían las mismas
oportunidades que tenemos ahora... ser ciego en la época de Jesús era estar
condenado a vivir de mendigo. Además, se consideraba un CASTIGO...si te
quedabas ciego de mayor, algo malo habrías hecho en tu vida. Si nacías ciego,
algo habrían hecho tus padres. Sin embargo, una vez más, Jesús va en contra de
los prejuicios de la época. Pasa del “qué dirán”, y ayuda al que lo necesita,
reconociendo que no tendrá culpa.
Además, Jesús realiza la curación en sábado, que era el día
“Santo” para los judíos. En la época de Jesús, estaba prohibidísimo hacer
cualquier cosa en sábado, era un día para rezar y ya. Sin embargo, Jesús pasa
por encima de esta prohibición, demostrando que, para él, lo más importante es
ayudar a los demás. Jesús viene al mundo a poner las cosas claras, y remarcar
las prioridades: para Él lo más importante es el AMOR POR LOS DEMÁS.
Entonces... ¿Qué podemos aprender nosotros de esta lectura?
Podemos aprender que lo más fácil es escudarnos en que los que sufren, lo hacen
porque “se lo ganaron”, lo más fácil es perder el tiempo buscando disculpas
sobre quién es esa persona que pide… “es un mendigo”; “no quiere trabajar” y
así, como en el evangelio, podríamos indagar, reflexionar, buscar culpables,
razones… en el fondo para no ayudar y calmar nuestra conciencia. ¿No nos ha
pasado eso muchas veces? Hoy se nos presenta en el evangelio un Jesús
compasivo, que se acerca, que toma barro, que toca, que levanta, que no pide
cuentas… que salva integralmente. ¿Qué puedo hacer por ti? ¿Qué debo hacer por
ti, mi hermano(a) en necesidad? Esas serán las preguntas. En lugar de buscar
razones y culpas pasadas que justifiquen nuestra inacción. ¿Somos nosotros
sensibles a los demás, o nos escudamos en disculpas para tranquilizar nuestra
conciencia y no ayudar? ¿qué podemos hacer para que los que nos rodean tengan
una vida mejor?
ORACIÓN:
Quiero ser, Padre, tus manos, tus ojos, tu corazón.
Mirar al otro como Tú le miras: con una mirada rebosante de
amor y de ternura.
Mirarme a mí, también, desde esa plenitud con que Tú me
amas, me llamas y me envías.
Lo quiero hacer desde la experiencia del don recibido y con
la gratuidad de la donación sencilla y cotidiana al servicio de todos, en
especial de los más pobres.
Envíame, Señor, y dame constancia, apertura y cercanía.
Enséñame a caminar en los pies del que acompaño y me
acompaña.
Ayúdame a multiplicar el pan y curar heridas, a no dejar de
sonreír y de compartir la esperanza.
Quiero servir configurado contigo en tu diaconía.
Gracias por las huellas de ternura y compasión que has
dejado en mi vida.
En tu Palabra encuentro la Luz que me ilumina.
En la Oración, el Agua que me fecunda y purifica.
En la Eucaristía, el Pan que fortalece mi entrega y me da
Vida.
Y en mi debilidad, Señor, encuentro tu fortaleza cada día.
Amén.
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